miércoles, 15 de junio de 2016

Una antología futbolera: Entre 4 Linhas



Otro de esos tebeos brasileños que no se sabe si están fritos o no están fritos hasta que llegan a nuestra mesa. Pero que para un lector extranjero no deja de contar con el actractivo de reunir, entre guionistas, dibujantes, ilustradores y humoristas gráficos, a más de cuarenta autores encargados de atiborrar con un único ingrediente (fútbol y nada más que fútbol) las ciento veintiocho páginas de que consta este invento editado por la Editora Quadrinhópole bajo la producción de ZNORT Studio.

Entre 4 Linhas. Quadrinhos e futebol

La suerte del ingenio historietístico y una buena idealización del producto majaron el garbanzo de una publicación que se aprovechaba inteligentemente de la Copa del mundo de fútbol celebrada en Brasil hace apenas dos años, un fanático apoyo para su lanzamiento. Ese tipo de meneo que uno esperaría de un grupo editor potente y no de una editorial gestada poco más que del disparo a la panza de una revista de igual nombre, ahora reconvertida en plataforma para la difusión de la producción historietística nacional del país y sus autores.
Lo que me lleva a imaginar que el pancismo a la española también debe de ser una constante de los grandes editores en Brasil; y es muy probable que como aquí tengan por allá sus sellos y colecciones especializados en la publicación de una clase de libros ilustrados sobre los más variados temas (guías de esperanto para embarazadas o catálogos de bigotes para bebés) de tal forma que viñetas y simples dibujos sirvan para desarrumar el texto, y, por tanto, la carga de su lectura sobre el consumidor adulto.
Afortunadamente, Entre 4 Linhas cuenta con algo más que su excelente presentación: las acometidas sobre el tema furborl de sus autores son variadas. Desde luego el humor de cualquier clase y la memoria personal ligada a través del fútbol a la infancia asisten a sus autores. Aunque por igual está presente la política como gol y engaño de los poderosos sobre el pueblo. El género de la ciencia ficción, la fantasía, el costumbrismo, hasta los superhéroes. Ni siquiera falta una historieta infantil —escogida como muestra debido a la incomparecencia de esta clase de historietas en el mercado español, ¡buf!—, Leleco, personaje creado por Antonio Lima que contó con un cuaderno monográfico publicado por la editorial Escala en 2001. Pero que además formaba parte de un proyecto de búsqueda de posibles cabeceras lanzadas a modo de prueba, llegando a contar con hasta 30.000 ejemplares de tirada por título:























En esta antología futbolística se recogieron dos de esas historias del personaje Leleco compuestas por tres y dos páginas, Trocando as bolas y Vai e ven, esta última sin textos o diálogos, ambas constituyen un buen ejemplo de lo que todavía son muchas de las historietas infantiles en Brasil: personajes enmarcados en la sociedad y la realidad brasileña, una ambientación dulcificada por elementos naturales, y preferencia por aquellas historias en las que se transforma un simple lance (en este caso futbolístico) en una cita jocosa y de naturaleza moral. Un todo protagonizado por una pandilla de amigos entre los que se establece un cierto antagonismo que puede servir para transmitir la hostilidad necesaria con que hacer avanzar el relato de forma previsible pero diferente de cada vez, como sucede con las historias de este pequeño cancerbero tal vez demasiado bien ataviado que responde al nombre de Leleco.
Ya me gustaría poder ver en España series o personajes capaces de proporcionar una lectura tan agradable.
Un punto fuerte de Entre 4 Linhas, al menos desde la perspectiva de los lectores brasileños, debió de ser la inclusión de una historieta que actuaba como avance de una película. Mundo Cão viene a ser, pues, una especie de previa de la película del mismo nombre pasada al medio de la historieta, con dibujos de Walkir Fernandes, y guión de Marcos Jorge, el director de la peli, y Lusa Silvestre, son seis páginas sobre las que no avanzo ni un milímetro por si se estrenase en España. Es del género criminoso y policial.
Vale la pena mencionar el rescate de un personaje histórico dentro de la historieta nacional en Brasil, un futbolista marrullero y alcohólico creado por Paulo Paiva hacia finales de la década de 1970 que no recibiría hasta varios años después su nombre definitivo: Maciota. Con varias páginas y tiras capaces verdaderamente de producir una risa fiera y cruel en quien tenga la oportunidad de poder leerlas. Junto a una introducción sobre la serie escrita por el editor de las estrellas brasileñas Franco de Rosa.



Ilustración doble de portada, obra de Ibraim Roberson.

No sorprenderá menos encontrarse a Joe Bennet, dibujante de músculo en las casas Marvel y DC, firmando una historieta en la que volvía a dibujar a aquella famosa familia de superhéroes cocreada junto al guionista e investigador Gian Danton, A Insólita Família Titã. —Tomo así el nombre del tebeo en el que fueron recopiladas sus aventuras (¡no hace mucho!); y ahora imagina qué pasaría si un muchacho algo encanijado y crónicamente enfermo que vive en una favela adquiriese superpoderes y decidiera compartirlos con sus dos mejores amigos. ¡Ah, ni te lo imaginas!, si al menos conocieras que sus autores leían el Miracleman de Alan Moore cuando en el inicio de sus carreras creaban historietas para revistas pornográficas y de horror.
La crítica y la sátira también ocupan un muy buen lugar, así es improbable un lector pase por alto una historieta como la titulada O clássico dos nossos dias en la que Leonardo Melo, al guión, y Antonio Eder, como su dibujante, listan y catalogan todos los desafíos y problemas que su país enfrentaba al celebrar la Copa del mundo. Primero desde las alturas de un estadio de fútbol, llegando a pie de campo para ver pasar la bola entre políticos, policías, maestros de escuela, médicos, altas personalidades, y mirar cómo el balón entra en la portería de un cualquiera que no puede hacer nada por evitar el gol. La celebración triunfal y salida a hombros de un ejecutivo o un político, y el público que no abandona porque, cuentan las pancartas, el juego no ha terminado. 

Claro que hay más, historietas, tiras, chistes gráficos, incluso una ilustración del argentino Salvador Sanz, pero mejor sería acabar alabando la fidelidad del diseño de este libro respecto a su título. La misma portadilla recuerda la camiseta cruzada por una línea diagonal y el logotipo del título a modo de escudo que bien pudiera imitar la equipación de una escuadra real de cualquier rincón del mundo. Del mismo modo, su índice de contenidos y de autores se dispone como un terreno de juego cuyas dobles páginas forman las dos mitades del campo de juego.
Las introducciones de los propios ideadores del proyecto, sus editores, y un texto del crítico Sidney Gusman ayudan a estimar la pertinencia de una antología temática como esta ligada al fútbol. Porque, ahora cuesta admitirlo...

"¡A mí nunca me ha gustado el fútbol!"

Pero Entre 4 Linhas casi estuvo a punto de hacerme cambiar de idea. (Mercadotécnica frase bloguera)