lunes, 31 de agosto de 2015

Y lo mejor está por llegar: Solar (The Tebeo 1)

La contracubierta de este tebeo describe la historia como la presentación de "Gabriel Nascimento, um jovem que levava uma vida comum, até o dia em que descobriu possuir incríveis poderes". Esto es lo que prueba la ilustración de portada en la que el protagonista de la obra retoma una escenografía prototípica difícilmente desconocida para los lectores de historietas: el hombre suspendido en los cielos, el hombre que vuela.
Y echando un vistazo a la cubierta puede parecer que quizás a Gabriel Nascimento sólo le haría falta un llamativo traje que hiciera juego con su capacidad para volar. Sin embargo, en el prólogo a la obra escrito por el creador y guionista del personaje leemos: "um herói cultural com poderes xamanísticos", poco más que la promesa de una iniciación heroica construida a partir de experiencias extáticas que servirían de base para esos "incríveis poderes". Lo cual no es suficiente para descartar que no nos encontremos ante un personaje superheroico, la adaptación de un mito, o una mitologización de los superhéroes.
Con todo, la cubierta logra remitir a un referente, comunica un sentido, y, quizás, provoca la emoción que funda y motiva todo buen mitologema de bolsillo. Su diseño constituye pues el primer gran acierto de este tebeo brasileño. Basta con mirar un poco de cerca cualquier tebeo para comprobar como las buenas cubiertas están orientadas a distanciarse del mundo a la vez que a incitar a la liberación  errante de un par de páginas de las que puede depender la derrota del recreador de culturas. Cumple así esta portada la misión apostólica que señala el carácter extraño del objeto respecto al día a día del lector alejándose de las fiebres recopilatorias del mercado de la historieta, hoy como siempre,  tendente a restringir la labor del editor de estos productos a las labores de adaptación de sus contenidos a criterios, implíctos y explícitos, como el número de páginas o el resto de todas las otras virtudes consumibles  que dejan de lado la fidelidad de la obra respecto a un contenido dependiente de la ilustración y el diseño de portada; si acaso se desvía esta mediante la inclusión de frases brillantes escritas por autores distintos a los que ahí escriben, dibujan, crean. Cuyos nombres se comercializan a través de prólogos, textos de solapas, y demás, impidiendo que el lector imagine, como debería ocurrir ante la portada de un tebeo, las relaciones y el reconocimiento general de los elementos aportados, como son: identificación de modelos previos o posteriores, rasgos de estilo, y posibles alusiones e intenciones, que, en resumen, permiten construir una interpretación. Operaciones que el lector puede o no asumir conscientemente, pero que autores y editores tienen siempre presentes más allá de la estética o funcionalidad de un formato, la elección de un logotipo, etc..
Afortunadamente Solar. História de origem toma el modelo del álbum en rústica, aunque aguantaría el cartoné y hasta una encuadernación en espiral con un lazo rojo.  Al fin, es probable que el único ser obstinadamente preocupado por el formato a la hora de pesar historietas sea el librero. Lejos de sus manos sobra espacio en este álbum para que el lector pueda ver proyectarse al joven protagonista volando desde el sol igual que el punto central del círculo con el que se ha diseñado parte del título.
Resulta excelente la portada para recibir al lector ya por su ingeniosa y divertida manera de personalizar un símbolo alquímico en una estampa casi folclórica, embebida en su recepción por el dominante marchamo superheroico. Por su composición según el ritual procesado en muchos viejos tebeos. O por lo bien que ha sabido perfilar aquí el dibujante las cejas de Gabriel Nascimento hacia fuera del rostro aportando a la llama caprichosa del cabello la arrogancia de una fisonomía al servicio de la luz que parece anteponer las facciones interiores al propio rostro en cuanto tal. Quizás, de modo muy particular, por presentar el cuerpo del protagonista heroico como un eje separador: allá las nubes, aquí el lector, que se diviniza mientras sostiene el tebeo en sus manos y recibe al héroe.  
No importa que se trate de una historieta brasileña, mercado tan poco frecuentado entre lectores y editores españoles, el reconocimiento del motivo de portada resulta universal. Vuelve significativa la obra para el lector a pesar de que este no cuente con otra referencia sobre el personaje que la que pudiera haber conseguido gracias a la enciclopedia Del tebeo al manga, justo con la entrega dedicada a El cuaderno popular: viñetas de género, en la que de forma tan acertada y sintética se historió la génesis de esta obra del guionista y editor Wellington Srbek. Al menos la que fue su anterior encarnadura, otro dibujante, otros formatos, y, tal vez, un Srbek algo distinto al de hoy.
Y sin embargo ni la más espléndidamente adornada valorización de la figura del héroe cultural y la mentalidad primitiva, los antagonismos y la dualidad en los mitos, etc., pueden evitar que por virtud de la proyección de la experiencia social los lectores rebauticemos como superhéroe a este personaje creado por Srbek en 1994. Podría haber ocurrido lo mismo en cualquier parte del mundo. Pues su historia es compleja, y en su ya larga trayectoria se presentan tantos diferentes argumentos y temas que casi se podrían clasificar en forma de estratos según las similitudes y diferencias entre unos y otros; aunque fuese imposible averiguar si son más importantes las primeras que las segundas en la constitución general del personaje, o de la serie, podría resultar significativo enfrentar la versión original publicada entre 1996 y 1997 a la posterior de 2009 y examinar después esta reformulación lanzada durante el último año. Algo que sólo será posible tras la lectura de la segunda parte, Solar. O Caminho do Herói, con la que finaliza esta versión definitiva de la saga de Solar a la que todavía no he podido doblarle el lomo.
Por el momento el pinchibloguero tiene que conformarse ofertando a precio de saldo una disgresión sobre las razones que han podido llevar a calificar a Solar como superhéroe. (De puro relleno será importante.)

¿Son los superhéroes algo más que licencias comerciales?

Al igual que el altruismo de sus protagonistas  —participen o no del recalcitrante cinismo inoculado desde finales de los años setenta—, la importancia del origen y la idea de una sucesión cíclica de individuos extraordinarios son algunos de los rasgos característicos de los universos superheroicos. Mundos poseedores de una historia propia analizada e interpretada a veces por los mismos personajes que la alimentan en un proceso de digestión paradigmático por el cual los superhéroes encuentran antepasados, modelos, ejemplos, e, incluso, objetos y lugares fuente de veneración que otorgan una continuidad a sus historias. Todo un conjunto de relatos contenidos en el interior de otros relatos que se proyectan hacia atrás en el tiempo, o incluso en el futuro, pero siempre con héroes cada vez más divinos. Asociados a una mitología cuya creatividad se equilibra en el éxito o el fracaso comercial de elementos en constante reinterpretación, que en buena medida debe ser producto tanto de su adscripción a un mercado de consumo masivo como al contexto personal de sus creadores y lectores.
La obra del guionista Kurt Busiek puede encontrarse en la cima de estos intereses, cualquier lector de historietas que aborde series como Astro City, Siempre Vengadores o Marvels aprecia la capacidad de mitologización de los superhéroes en la mezcla de referencias históricas, culturales, y también simbólicas.
En el ámbito creativo el género superheroico se ha mostrado además como uno de los productos editoriales más alterables y versátiles. Primero en la escalada de calcos o préstamos que estrechamente relacionan a unos personajes con otros, y después,  sino al mismo tiempo, por su capacidad para recortarse de forma casi insensible contra otros géneros por medio tanto de innovaciones como de pérdidas. Quizás no con la misma rapidez y en el corto período de tiempo que la lista más común y recalcitrante de hitos historietísticos nos hace a veces presumir, pero hoy una sociedad de guionistas y dibujantes de toda nacionalidad divierten a los lectores demostrándoles que no existe elemento lo bastante extraño o marginal con el que no pueda entrelazarse este género. Aunque tal vez se trate, en definitiva, de que ha dejado de ser necesario leer tebeos de superhéroes, incluso el hecho mismo de leer cualquier clase de historietas, bastan las películas, las licencias y marcas, para garantizar que cualquiera pueda acceder al reconocimiento del modelo. Como si expectativas, convenciones formales y temáticas fuesen una cuestión de intensidad y los procedimientos narrativos simples estrategias discursivas adaptables a cualquier otro modelo. De esa forma, aun cuando las referencias a los estudios de Joseph Campbell resultan sorprendentemente abundantes entre comentaristas, divulgadores y aficionados a la historieta superheroica, puede no quedar clara la distinción entre superhéroes y héroes. Lo cual va a resultar muy efectivo, a la par que conveniente, para hacer gravitar alrededor del primero a cualquier personaje encapuchado, y, también, claro, cualquier historia que participe de elementos que sobrepasen las capacidades humanas.
Por lo que se refiere a Solar, dicha confusión entre héroes y superhéroes se ha venido prolongando desde que se publicó por primera vez en 1996 hasta su actual y definitiva versión. Ni siquiera la declaración de las fuentes que inspiraron su serie parecen haber servido de ayuda, puede que por tratarse de una racionalización excesiva sobre el origen del personaje:

"[...] A idea de criar um super-herói me "atingiu como um raio". Mas que herói, ou melhor, por que criar outro herói? [...] Qual era, então a idéia inicial? Criar um personagem que possuísse uma originalidade nacional, que não fosse uma mera cópia dos heróis das HQ's norteamericanas. A partir daí o universo conspirou ao meu favor. Quase simultaneamente tivem acesso às quatro bases fundamentais de Solar.
Primeiro, um professor de filosofía, Romero Freitas, indicou um trabalho sobre os conceitos de Apolíneo e Dionisíaco do pensador alemão Friedrich Niezsche. Mas que estudar para a apresentação do trabalho, eu utilizei esses conceitos para interpretar os heróis dos quadrinhos e caracterizar o personagem que pretendia criar.
Em seguida, tive acesso às histórias do Montro do Pântano escritas por Alan Moore. Confesso que foi um "choque". Moore conseguiu conciliar terror, suspense, literatura e mitología, tudo com um incrível senso de narrativa. Ele me mostrou que era possível introduzir no universo dos super-heróis elementos como magia, misticismo e mitología. [...]
Eu queria criar um herói brasileiro, mas não conseguia conceber uma história com ação e suspense que passasse em BH. Na época ganhei uma HQ chamada A Falta de Educação em Brasil, criada por Nilson. Levei outro choque. [...]
Faltava ainda um elemento que marcasse a identidade do personagem em relação aos outros heróis. Como Gilgamesh, Hércules ou Super-Homem, o personagem que eu estava criando era um heroi apolíneo, um herói solar. O que determina seu "lugar no mundo", o porquê deles serem especiais e sua origem. Portanto, era preciso dar uma origem para meu herói, e foi ahí que apareceu Maíra, de Darcy Ribeiro."(1)

Wellington Srbek trazó un cuadro creo que deliberadamente detallado de sus influencias en este prólogo al recopilatorio que recogió los siete cuadernos de la serie original, autores, obras y personajes que de todas maneras ya se podían rastrear a través de los títulos de los libros y tebeos entrevistos como cita u homenaje en  algunas de las viñetas. O incluso sirviendo a su vez para caracterizar en su fisonomía a más de un personaje, como fue el caso del guionista británico Alan Moore. Todo lo cual facilitaría que muchos lectores confundieran el tema principal de la obra y la dinámica narrativa del protagonista con las temáticas que la saga podía abordar, entre las que se encontraba una reflexión sobre los superhéroes. Aunque la inclusión de toda referencia a este género no fuese sino una manera de generar puntos de conflicto que desembocaran en la carga mítica del relato, así como un modo de ir ampliando progresivamente las significaciones sobre esta materia.
Sin duda era algo que debía haber sido previsto por  Srbek, y así parece apreciarlo al poco de acabar la primera parte de la serie al comparar sus influencias con los ingredientes de un "caldeirão quadrinístico" (puchero historietístico) en aquel mismo prólogo. Cualquier lector de la época por cuyas manos hubiesen pasado antes los tebeos correspondientes a las etapas de Alan Moore y Grant Morrison en Swamp thing y Animal man pudo disfrutar con la manera en que ciertos elementos y recursos eran retomados u homenajeados con habilidad por unos compatriotas brasileños. De lo que son reflejo las cartas enviadas a la sección de correo de la revista de historietas Caliban que dio continuidad a la historia.
Aun cuando no se pretenda ahora sino resumir la trayectoria (auto)editorial del personaje para presentar el primero de los dos álbumes de que consta la nueva reformulación de esta saga (2) , debe precisarse que la idea de que Solar es otro superhéroe brasileño caló entonces de tal manera que hasta la versión lanzada en 2009, carente de referencias, clichés o recursos concomitantes al género superheroico, fue para muchos el regresó de un superhéroe brasileño.
Así quedó plasmado en los comentarios y recensiones tanto en periódicos y prensa especializada como en internet, ya por críticos o por lectores aficionados, todos lo bastante versátiles para manejar una idea y la otra desde la misma máscara común, idiosincrásica y colectiva, del lector entendido a veces sabio pero siempre demasiado sagaz que arrincona aquella referencia para él menos interesante por accesoria y contingente. —Que confunde, como ocurre en España, participación con imitación o adaptación con versión.— Si en 1996 el dibujante Nilson remachaba uno de los cuadernos de la primera parte de la serie original con un artículo sobre la diferencia entre estereotipos y arquetipos, y, mucho más tarde, ya en el año 2009, el mismo creador del personaje lo presentaba como "o surgimento de um herói cultural, numa aventura iniciática com ação, elementos da vida real, referenciais históricos e simbología mítica", fueron sus lectores quienes a partir de ese momento establecieron la tendencia a utilizar el resumen de estas ideas como pudiera hacerse con un lema comercial. Una marca registrada que viniera a indicar la transgresión y sus efectos sobre el modelo superheroico, HÉROE CULTURAL, pero una marca afortunada más allá de escrúpulos comerciales o artísticos. Pues ofrece acceso a los temas y estilos seleccionados por el creador a partir de ideas, modas e inclinaciones que los lectores experimentan como el código de realismo y verosimilitud a partir del cual confirmar la referencialidad de los motivos simbólicos, religiosos y míticos a los que se abre la saga de Solar. Así, para el lector de historietas, o ya para el no lector, la atribución del vuelo como característica definitoria de este personaje quedaba asociada a una de las acciones más comunes y familiares que se suponen características del estereotipo del superhéroe. Tal es el poder icónico y de implantación comercial del modelo.
La asociación es tan familiar que se ha desterrado para el lector la oposición entre la referencia a Solar como un héroe cultural y su posible identificación como superhéroe. Conflicto que no se encontraba en el propio relato, sino en una lectura exagerada de los textos y secciones de correo donde autores y lectores comentaban la incapacidad del mercado brasileño de historietas para apreciar y dar difusión a creaciones nacionales (brasileñas, hubiera sido un término más útil) que fueran capaces de competir con la facilidad de penetración demostrada por las franquicias de la industria del comic book de superhéroes estadounidenses. Y por la que se podría llegar a entender que héroe cultural era tanto como decir: aquel personaje que se mueve en escenarios brasileños y cuyas motivaciones y temas puedan ser reconocidos como genuinamente nacionales.
He aquí algunos ejemplos tomados de un artículo del dibujante Nilson para el recopilatorio de la serie original de siete cuadernos, más una carta del historietista Flavio Colin y (el lector) Antônio A. Vitor, respectivamente:

El bendito retapado con la serie original de 1996.


"Imagine un menino numa praia, tentando fazer un castelo de areia, debaixo de chuva. Imaginem un míope tentando consertar seu próprio óculos.
Essa é a situação do quadrinista brasileiro.
[...] Wellington Srbek tem apenas 22 anos. Isó tudo seria perdoável se ele não tivesse cometido o pior dos pecados: publicar seus quadrinhos contrariando publicamente as editoras oficiais.
[...] Para piorar mais ainda a situação, o Wellington resolve publicar um herói, isto mesmo um herói heróico, não um personagem de cartum. Esse herói, chamado Solar, avacalha com todos os estereótipos do mundinho Marvel ou do mundinho Image." Nilson

"Reconheço que os super-heróis são um fenômeno editorial, mas, culturalmente, nada têm a ver conosco, com o nosso povoão. Estão nos afastando cada vez máis de nós mesmos. E são jovens como voçê, que ainda amam este Brasis, que a través de revistas modestas, embora bem produzidas, instruem e deleitam a nova geração de leitores, com histórias que trazem no traço do desenho e nas palavras do texto o aroma e o brilho desta maravilhosa "Terra dos Papagaios"." Flavio Colin

"O Brasil —até mesmo como forma de se librar da crise— tem que deixar de lado o colonialismo americano, dévemos produzir a nossa própria cultura, valorizar nossos artistas ampliá-los cada vez mais. É claro que os clichês aparecem no roteiro incomodan um pouco (como por exemplo, o modo Peter Parker de se ganhar a vida, como ficou lançado no nº 2), mas é claro que entendemos a necesidade deles, e esperamos que o desenrolar da série possa revelar novos perfis e técnicas de expressão para as HQ's. Criando clichês própios, transformando-a en referência para trabalhos futuros, de outros autores até." Antônio A. Vitor (3)

Al final, la nueva presentación del trayecto simbólico tomado por Solar no dista tanto de lo expresado por uno de los personajes de la serie infantil Mitos recriados em quadrinhos:



La percepción y el afecto hacia la imagen primera —donde quiera que alguien vuele se recordará a Bachelard— es rescatada ahora por Srbek gracias a este mundo tan particular como real de los lectores de historietas. Que ahora no sólo ha cambiado el recorrido heroico casi etnológico que caracterizó la segunda versión de su personaje por la más acertada introducción de estas referencias con las que se nos facilita poder retomar la relación entre las imágenes y mitos del pasado y esas otras figuras emblemáticas del presente tan del gusto de los lectores de cualquier edad. De forma que junto a este renovado optimismo del simple apetito del relato por el relato, tan invisible y fuerte, el distinto planteamiento de inicio en Solar. História de origem, con la presentación de un héroe adolescente, justo nacido en el año en que se ideó el personaje (1994), frente al adulto que protagonizó las dos versiones anteriores, convierten  a esta última encarnación de la serie en la mejor y más lograda de todas cuantas han sido. Ya no esa versión tan a lo Darcy Ribeiro del 2009, ni tampoco el Solar dependiente de las convenciones genéricas y el homenaje a la historia del medio de su etapa inicial publicada en 1996.

Cubiertas del núm. 1 de la serie original y del núm. 2 de la versión de 2009.



[USTED NO TIENE QUE CREER. PERO SIGA LEYENDO POR SI ACASO.]

Cuesta abajo y con el tebeo por delante: ¡CEGADO POR LOS COMIENZOS!


Que mejor manera de volver a comenzar esta reseña que con una solemne afirmación:
La portada de este definitivo número uno es la mejor de los tres números uno con que cuenta la saga de Solar. 
El sol como elemento de los elementos ya muestra un cuerpo espiritualizado en el que ropas y cabello se confunden con el azul, el héroe ocupa el centro, y, en él, el espíritu se vuelve corpóreo, sonríe y avanza para alcanzar su poder transformador. Es luz natural, fuego natural que alcanza al lector de historietas. Punto dentro del círculo en que se agiganta el lector mientras sostiene este tebeo y se adelanta para pasar una página, otra y otra más que lo devolverán al principio ya purificado para preguntarse, mientras contemple de nuevo la cubierta de Solar História de origem: ¿¡Cómo pudo olvidárseles añadir el sol en la portada del segundo número de la versión de 2009!?
Leer a golpe de pedal mientras se escribe en un telefóno móvil... ¿Quién no lo ha hecho alguna vez? El lector de historietas no deja de leer mientras mira, tanto como ni es capaz de dejar de mirar cuando cree que simplemente está leyendo. Todo esto suena tan fenomenológicamente histérico... Y por qué no extendemos de una vez una palabra hermosa: LECTOESPECTADOR.
Pero Solar es una lectura absorbente llevada a cabo por mecanismos cuyo funcionamiento nos trasladan a la aventura pura, que no dirigen del todo ni autores ni lectores, sino un poco aquí unos,  allá los otros. Porque la aventura que se lee a la vez que se interpreta, la aventura para el lectoespectador como para los creadores de esta clase de historietas, ha encontrado sus mejores recovecos precisamente en la reiteración y repetición de esquemas. Por eso cuando la historia comienza Gabriel Nascimento vuela, vuela en el principio, y enseguida se nos explica, como podía ocurrir en algún episodio de Marvel Team-Up, qué suerte de derrota divina presenta esta prefiguración feliz y vigorosa de una salvación.


Pasamos a una escena retrospectiva en la que se nos relata el origen de los poderes del protagonista así como la presentación del sistema de elección del héroe y los motivos escatológicos que la acompañan. La potencia de vida, la tierra, el suelo firme en el que se presiente la humedad y a los antepasados viene a ser la puerta de entrada.
Sucedió en una cueva, el lugar es conocido para los lectores de historietas. Para mitólogos, para los antropólogos, para los semiólogos... para cualquiera que haya leído un cuento, y hasta para el mismísimo Capitán Marvel. No es más que un centro turístico al que Gabriel acudió junto a su madre, su amigo Beto, y su 'interés romántico' Cris.  Tampoco es ninguna catedral, pero es un centro,  las pinturas de las paredes (y la prohibición siempre expresa de no tocar el arte con las manos que uno puede encontrar en cualquier museo) parece que inciten a Gabriel a desear convertirse en la mocheta de una colegiata románica cuando le vemos apoyar la palma de su mano en la pared sobre la cabeza del hombre primordial. El dibujo que podría haber hecho un niño, o Tapies si le pusiese algo de empeño; el primero contaría con su imaginación exaltada, el segundo con sus propios desórdenes mentales, y al igual que el lector ninguno sufriría de una cierta angustia por indagar en el significado del alado nombre del protagonista que ahora cae a tierra.
Sueña o imagina, cae Gabriel. Y su condición ha cambiado. A la llamada de la pintura, Gabriel desciende y el lector vuela hacia la absolución de sus pecados historietísticos mientras aprecia largas y estrechas viñetas verticales en paralelo que lo arrastran hacia atrás viendo lo que soñó Gabriel mientras dormía. O soñaba. Todo cuanto ahora no acierta a contar a su madre y amigos lo contó alguna vez un español:

"El cuerpo es la cuna y el sepulcro del alma, donde nace y desnace, muere y desmuere."






















Cualquier amigo de Gilbert Durand podría a partir de aquí continuar el esbozo de un esquema que muy aproximadamente  lo acercaría seguro al fin de esta parte del relato. Importa más reconocer lo enormemente divertido que resulta para un lector desarmado llegar hasta allí. Ceguémonos ahora con un poco de estupidez y señalemos el dinamismo de la escena y la profundidad que permiten esas largas viñetas, no pasará además desapercibido para quien pueda haber comparado anteriores versiones el esfuerzo y la concisión narrativa y gráfica logradas precisamente en este punto de la historia. Como en una gran ilusión de la lectura fácil y poco atenta que impida detenerse en el reconocimiento de las elipsis manejadas por guionista y dibujante hasta que, carne y hueso, Gabriel Nascimento vuele desde la ventana de su habitación.
Cuánto mejor no habría sido llegar con ojos invisibles, vacíos, llenos de pereza y sueño para poder leer justo por primera vez así el encantamiento de Gabriel bajo la cúpula de esta cueva. Aunque, ¿quién puede quejarse de conocer demasiado a un personaje sino su autor?
Sigamos pues a Solar en otra nueva mañana...
Tras el acercamiento a la experiencia infernal de la pérdida y el descubrimiento de sus poderes con el que se inicía la lectura,  Gabriel Nascimento afronta su "Batismo de fogo". Segundo episodio que nos presenta la vida nada secreta y convencionalmente realista de Gabriel y algunos otros personajes y escenarios igualmente convincentes.
La acción se traslada a la Favela da Fé.  Donde un incendio pone en peligro la vida de sus habitantes de forma lo suficiente pausada como para que las cartelas de entre tres a doce palabras insertas en las viñetas de las dos primeras páginas de este episodio no conlleven la desaparición de la verosimilitud del acontecimiento imposible testimoniado por cámaras de televisión y reporteros. Última defensa contra el peligro de la magia, la tranquilidad y el alivio del sufrimiento que representa un hombre volador, situado, por cierto, de una manera muy apropiada entre el sol y la favela en llamas, y ese final feliz  que lleva al rescate del niño atrapado por el fuego en una viñeta a página llena. Se trata pues de una estructura similar a la del primer capítulo que justo culminaba con el primer vuelo de Gabriel.  Aunque antes que una función temporal estos pequeños textos con los que se inicia el episodio metaforizan la voz órfica por la cual de manera cadenciosa comienza a distinguirse a través de Gabriel la oscuridad que se halla en toda luz, sin causa ni efecto. La voz de un narrador que sabe pero espera lleva a asimilar realidades sociales como la pobreza en la favela a realidades anímicas como la tiniebla entrevista en el primer episodio, "Tempo de despertar", enmarcando dentro del relato la dualidad luz tinieblas en términos físicos y también materiales. Lo cual es acorde con el papel social y profético del tipo de héroe que se ejemplifica en Solar. De este modo, la estructura del primer episodio se repite en el segundo: con un momento especialmente significativo que alcanza realce por la actividad del protagonista y una posterior elipsis mediante la cual los contrastes de esta actividad maravillosa son expuestos como hechos reales en términos de esquemas de interpretación, por ejemplo, desde la pantalla de un televisor donde el niño rescatado y su madre responden de forma distinta a la reportera al referirse a aquel hombre volador bien como un ángel bien como un superhéroe.
Ya sin ambages el  espacio metafórico que ocupamos los lectores se vuelca sobre el relato cuando Gabriel hace complice a su amigo Beto, empedernido lector de tebeos de superhéroes, de sus increíbles poderes precisamente al apagarse el televisor y dar conclusión al reportaje televisivo. Todo buen lector debe comenzar a parecerse a Beto tomando un poco de sus no del todo locas teorías acerca de la naturaleza de los poderes de Gabriel si quiere continuar leyendo.
Los títulos de los dos últimos capítulos, "Origem secreta" y "O vilão se apresenta", buscan en las narraciones formularias del más tradicional marchamo superheroico ideas mediante las que contrastar la valoración mítica asumida con los dos primeros capítulos así como el título mismo de este álbum. Un doble efecto que acerca al lector a la interpretación dual de la historia sin necesidad de entregar la voz narradora al protagonista, ser fantástico, ni a sus amigos o compañeros, seres humanos, es decir, sin necesidad de transgredir uno u otro de los modelos. Ya que todos esos mundos envuelven al lector.
Yo, que soy Beto, tú, que lo serás cuando algún día leas la saga de Solar, sabemos que no hay héroe sin infancia. Camino sin origen, celebración sin ceremonia, ni historia sin testigos. Así Beto abre camino desde la infancia del hombre en su vuelo individual a la colectividad del héroe cuando le hace recordar a Gabriel quién era su padre: Uiraçu, chamán de los coracipor. Un pueblo indígena, por supuesto, en íntima comunión con el prototipo sobrenatural que representa Solar. Sobre el que no adelantaré, destriparé, nada de nada.
El escenario es tranquilizador a pesar de la tragedia. No es un retorno traumático, pues, al igual que su madre, el padre de Gabriel es un ser humano inmerso como todos los hombres del poblado coracipor en un mismo modelo cosmogónico. Que aquí se presenta en el momento de su destrucción, al que la madre de Gabriel, antropóloga y extraña a los coracipor, logra escapar. La misión de Uiraçu como iniciado y conocedor de los gestos ejemplares (casi según la fórmula del antepasado eterno, recuérdese por ejemplo Swamp thing) y el reencuentro con su hijo llegarán más adelante, en el segundo y último de los dos tebeos, para decirlo fácil, por ahora la llegada del adversario es la que santifica la nueva vida de Gabriel como héroe. Y el personaje que lo matará de vida en vida. —De nuevo lamento que no puedas compartir conmigo lo que yo conozco de la historia de Solar, aquel otoño fin de infancia cuando alguien llamó a la puerta y vació su revolver sobre el recién nacido.—
La sabiduría es vieja y observa tras los cristales, en lo alto. El mal es así cualquier cosa excepto profano. Y sabe sobre todo esperar. Y espera entonces.
Pero y si el malo de la película tuviese el aspecto de Borges, o, peor, si fuese, si se pareciera al poeta Carlos Drummond... qué no sabría del tiempo y de las estrellas ese villano "Como a imagem invertida num reflexo.".

Soy Beto:

Toda una corriente mítica de papel de colores baila en mí. Mis arterias y venas, tiras de papel. El corazón, una enorme viñeta. Soy el más avanzado y más moderno seguidor de las teorías de Charles de Brosses aplicadas al fetichismo de las historietas, videojuegos y películas de superhéroes. No puedo verlo, pero creo que sí... No sé quienes son Schelling, Moritz o Charles de Brosses, sin embargo he leído tantos tebeos que puedo ver de algún modo tu destino, un "devenir perpetuo", "una esperanza de la humanidad".
Yo soy Beto, tu profeta que te habla a través del teléfono móvil: "E olha, lá fala que a parte mais complicada ainda tá por vir!"

El amor. Nada como un interés romántico para representar la separación respecto a la situación originaria y paradisíaca, las raíces paternas y el pueblo natural respecto al mundo moderno en el que ahora vive (o ha sido arrojado) Gabriel. El segundo retorno o muerte del heroico protagonista comenzará en un centro comercial. No sólo de zombies se alimenta el Gran Supermarket.
Mucho antes de que Peter David escribiese La última historia de los Vengadores la alianza a golpes entre el bien y el mal era ya eterna. El demonio ha saludado antes que ningún dios a cada alma liberada tras su desafío. Por una parte, la luz demoniza a la oscuridad, mientras que, del otro lado, la oscuridad aleja a la luz de su condición más miserable (común, profana), sólo así el héroe pasa a formar parte del cosmos. Estas imágenes y modelos maníqueos son el pan suyo de la historieta, y de los relatos legendarios, y del mito y las más aberrantes o prometedoras especulaciones metafísicas, y parte del papel que el profesor Zarkan, demónico mago de traje gris, siniestro y planificador, juega como umbra solis de Gabriel. Su visual (4) y conocimientos inimaginables lo asemejan a un modernizado sacerdote astrólogo de Shamash a la vez que su propensión a poner en apuros a las damas de la historia, Cris, la novieta de Gabriel, y Sofia, su madre, equilibra su función como contrario del héroe con el igualmente importante desempeño de lo femenino como elemento inconsciente y de inclusión. Que permiten a Gabriel ser Solar a través del abandono y conquista de su propio cuerpo como mercurios y azufres enamorados y unidos en el redentor de luz.
También, la oscuridad se mueve. O sobre todo se mueve. (Otra vez Bachelard, incluso John Carpenter y Prince of Darkness, antes que Peter David.) La negrura no necesita un cuerpo pero puede muy bien expandirse, crecer, moverse, a partir de uno cualquiera y desde él crear formas absorbentes. El cuerpo escogido por Zarkan será una máscara africana cuyo poder se accionará al serle enviada a la madre de Gabriel, en una forma de transgresión de una prohibición sagrada por la que las mujeres no deberían aproximarse jamás a estos objetos, así cuando Gabriel acuda al rescate de Sofia la máscara lo atacará también a él funcionando como el mecanismo soteriológico que una a vivos y muertos. Con el justo resultado de la liberación de la divinidad prisionera, una nueva muerte y nacimiento de Gabriel, y el segundo retorno del héroe propiciado a conciencia por el villano que lleva a su conclusión este primer libro de la saga de Solar.
Esta lucha contra la negrura que aprisiona en la que se envuelve el héroe solar adquiere nuevamente aspectos materiales que revelan la dimensión profética del personaje en la misma elección del espacio escogido por Zarkan para abordar a Gabriel, el gran centro comercial, vivido como lo antinatural y ritualizado poco después a través de la lucha contra el poder de la máscara en lo que la negrura y las multitudes indiferentes tienen de detestable al encontrarse o mezclarse justamente en su curso una pareja de enamorados, Cris y Gabriel, como emisión de la unidad en dos individuos. La experiencia negativa de ser devorado por la máscara negra se reconoce como sacrificio ante la humanidad infernal de suplicantes por la que se desvela la incompatibilidad de esa negrura con el prototipo sobrenatural Solar (hombre primordial de los coracipor) como alma-luz. La deriva de estas magnitudes míticas y  materiales o sociales quedan establecidas a partir de componentes religiosos como la máscara africana (anclada a la iniciación a la adultez) tanto como por ideas o respuestas inoculadas culturalmente para el lector como pueden ser la morada infernal y sus turbas de fantasmas suplicantes, equiparadas en la historia a las mareas desordenadas de consumidores del centro comercial por el signo del deseo eterno. Deseo eterno que ya había sido fuente argumental para otro tebeo del guionista que se diría también de caracterísiticas órficas como fue Apocripha. Aunque en aquel se narrara la confrontación entre reinos, la trama partía de la observación psicológica de los deseos de los habitantes infernales y celestes y la liberación de un individuo único por medio de una transación algo más que monetaria. Mito, religión, sociedad, ¡historias, historias, historietas!
Lo mejor de este salvador objeto, de este tebeo, es que no acaba aquí, aún queda por llegar a mi buzón una segunda parte que promete prolongar por unas horas la lectura emocionante del nacimiento de un héroe.

Coda repetitiva y final a la cutrereseña:

Lo opuesto y las estructuras antitéticas son fuentes aprovechadas ampliamente por Srbek en este tebeo. De forma obligada al tratarse de una aventura heroica, claro, pero su trazado por más tradicional que pueda presentársenos tampoco deja de ser inmensamente serio e imaginativo de un modo que puede quedar oculto. El hecho mismo de que nadie haya explicado todavía las diferencias entre el héroe cultural y el estereotipo superheroico es razón suficiente para desear (sí, ¡desear!) que este tebeo llegue a ser publicado en castellano y que alcance una edición española. Para el lector que nunca abandonó el simple gusto por leer historietas puede ser un puente sobre la artificiosidad y gigantismos argumentales de la automatizada historieta superheroica  actual. Los que ya ni siquiera sean capaces de volver a leer un tipo de tebeo cuyos contenidos no parezcan tomados con toda crudeza de una realidad histórica o social encontrarán ocasión de recuperar la infatigable red de sinuosas relaciones que han hecho de la historieta un medio sin edad, incapaz ahora casi ni de adscribir sus frutos a una franja etaria concreta.  Y en el fondo también los lectores cuyos interereses se dirijan actualmente hacia un tipo de historieta que afronta como su mejor valor una densidad sémica mínima, pueden tomar contacto con esa lírica por todo lo que se acentua, mítiga, escapa, entre la relación lector-autor.
Yo, antes que esperar a que ocurra nada bueno, prefiero volver a leer Solar. História de origem una vez más. Lo haré empezando por la contracubierta.
¿Me tragará físicamente el tebeo a través de su símbolo alquímico? ¿Habrá sido la lectura misma una iniciación que me haya dejado más blanco al traspasar la albedo narratológica? ¿¡Y no habré escrito yo esto otra vez hace mucho!?

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(¡Qué bonitas quedan las...) NOTAS:

1  "[... ] La idea de crear un superhéroe llegó como un rayo. Pero qué héroe, o mejor, por qué crear otro héroe? [...] Entonces, ¿cúal era la idea inicial? Crear un personaje que poseyese una identidad originalmente brasileña, que no fuese una mera copia de la historietas norteamericanas.  A partir de ese momento el universo conspiró a mi favor. Tuve acceso casi simultáneamente a las cuatro bases fundamentales de Solar.
Primero, un profesor de filosofía, Romero Freita, sugirió un trabajo sobre los conceptos de Apolíneo y Dionisíaco del pensador aleman Friedrich Nietzsche. Aunque antes que estudiarlos para la presentación del trabajo, yo utilicé esos conceptos en la interpretación de los héroes de la historieta y como una forma de caracterizar el personaje que pretendía crear.
En seguida tuve acceso a las historias de La cosa del pantano (Swamp thing) escritas por Alan Moore. Confieso que me sentí "impactado". Moore consiguió conciliar terror, suspense, literatura y mitología, todo ello con un sentido de la narración increíble. Él me mostró que era posible introducir introducir elementos como la magia, el misticismo y la mitología en los universos superheroicos.[...]
Yo quería crear un héroe brasileño, pero no era capaz de concebir una historia de acción y suspense que se desarrollase en Belo Horizonte. Por esa misma época conseguí un tebeo titulado A Falta de Educação em Brasil, obra de Nilson. Fue un nuevo impacto. [...]
Quedaba todavía un elemento que marcase la identidad del personaje con respecto a otros héroes. Como Gilgamesh, Hércules o Superman, el personaje que estaba creando era un héroe apolíneo, un héroe solar. Lo que determina su "lugar en el mundo", o la que la razón que los hace especiales reside en su origen. Por tanto, era preciso dotar a mi héroe con un origen, y fue en ese punto que surgió Maíra de Darcy Ribeiro." 
2 El segundo de los cuales fue lanzado el mes de junio pasado.
3 "Imagine a un niño en una playa, intentando hacer un castillo de arena bajo la lluvia. Imagine a un miope intentanto arreglar sus propias gafas.
Esa es la situación del historietista brasileño.
[...] Wellington Srbek tiene apenas 22 años. Eso incluso sería disculpable si él no hubiese cometido el peor de los pecados: publicar sus historietas contrariando públicamente a las editoriales oficiales.
[...] Para empeorar todavía más la situación, el amigo Wellington resolvió publicar un héroe, y a mayores, un héroe heroico, en vez de un personaje caricaturesco. Ese héroe, llamado Solar, deja de lado todos los estereotipos del mundito de la Marvel o del mundito de Image." Nilson
"Reconozco que los superhéroes son un fenómeno editorial, pero, culturalmente, nada tienen que ver con nosotros, con nuestra forma de ser como pueblo. Nos están alejando de nosotros mismos cada vez más. Y son jóvenes como tú, que todavía aman este Brasil, que a través de revistas modestas pero bien producidas, instruyen y deleitan a la nueva generación de lectores, con historias que traen en el trazo del dibujo y en las palabras del texto el aroma y el brillo de esta maravillosa "Tierra de los Papagayos"." Flavio Colin 
Brasil —hasta como una forma de librarse de la crisis— tiene que dejar de lado el colonialismo americano, debemos producir nuestra propia cultura, hacer que se valore a nuestros artistas ampliando su importancia cada vez más. Resulta evidente que la aparición de clichés en el guión incomodan un poco (como, por ejemplo, el modo en que se gana la vida a lo Peter Parker el protagonista, como quedó fijado en el número dos), pero se comprende la necesidad de ellos, y esperamos que durante el desarrollo de la serie se puedan revelar nuevos perfiles y técnicas de expresión para la historieta. creando clichés propios que la transformen en una referencia para futuros trabajos, inclusive para otros autores." Antônio A. Vitor 
4 ¿Es Borges?, ¿será Carlos Drummond? ¿Lograrán Wellington Srbek y Abel Vasconcellos parecerse al profesor Zarkan algún día, como hizo Jayme Cortez con el protagonista de su historieta O retrato do mal?